Alí, un iraní de 36 años, aseguró hoy que "un gay sólo puede estar muerto en Irán, nunca vivo". Este refugiado explicó en rueda de prensa que oculta su identidad por "miedo" a que el Gobierno iraní tome represalias contra su familia, que continúa en su país de origen, e incluso señaló que su hermano y su madre no saben su identidad sexual, porque no conoce su posible reacción ya que en Irán "ser gay no es bueno".
Del mismo modo, aseguró "estar muy feliz por poder vivir en libertad", e indicó que en Irán un hombre no puede compartir nada con otro hombre, "no puede ir a restaurantes ni andar con su pareja, nunca", y ahora en España "puede hacerlo".
Además, comentó que "en España se le entiende y hay muchas libertades", al tiempo que resaltó "estar ahora tranquilo", aunque matizó que mientras esperaba la resolución de su solicitud de asilo "estaba nervioso".
"Ahora no tengo pareja", señaló Alí, y comentó que cuando salió de Irán su pareja lo hizo también "aunque no pudimos hacerlo juntos". "Todo fue tan rápido que no sé en qué país está, aunque estoy siempre buscándolo, pero su teléfono no funciona", manifestó.
La historia de "libertad" de este joven procedente de Irán comenzó en diciembre de 2008 cuando llega a España en avión, y tras ser acogido unos días por Cruz Roja, fue trasladado a Málaga el 2 de enero de este año, donde se puso en contacto con la asociación Colega y la CEAR.
Alí tomó conciencia de que tenía otros sentimientos distintos a los demás hombres a los 10 años, aunque no fue hasta los 18 cuando supo "qué eran esos sentimientos, y tuvo conciencia real".
Mientras Alí estaba en la universidad conoció a un chico, con el que compartió habitación, que era gay, al igual que él, y se hicieron pareja, aunque al acabar la etapa universitaria se tuvieron que separar. "Cerraban la puerta con un candado por miedo a ser descubiertos", apostilló Cedeño.
Más tarde, en un parque conoció a otro chico con la misma orientación sexual y se hicieron pareja. Pasado un tiempo, acudieron a una fiesta privada en Teherán donde todos los hombres presentes eran gays. La policía iraní irrumpió en la casa y "los golpeó y sacó de la vivienda a rastras" para apresarlos.
Allí permanecieron seis días donde fueron torturados, agredidos e insultados, y les amenazaron con ejecutarlos. Después de pagar la fianza Alí tuvo que comprar un visado, con los ahorros de toda su vida, para salir del país, porque no podía volver a su trabajo en el servicio de empleo de Irán.
Tras esto, llegó a España y realizó un curso de formación profesional de cocina. Ahora busca trabajo para poder tener una vivienda y mantener su vida en el país. Además, desde Colega están realizando una venta de papeletas para el sorteo de un cesta de Navidad, con el dinero recaudado se ayudará a Alí ya que no puede continuar viviendo en la residencia de CEAR a partir del 2 de enero de 2010.
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